miércoles, 29 de septiembre de 2010

REFLEXIONES BICENTENARIAS

Desde que comenzó el año 2010, por doquier se escucha hablar del año del bicentenario. Todas las actividades planeadas desde la academia, han girado alrededor de este evento y es que no sólo Colombia esta de plácemes: también lo está el resto de las repúblicas bolivarianas porque el inicio del siglo XIX en América latina fue de ruptura contra el régimen español.
Figuras de aquel entonces, como Simón Bolívar, José Hidalgo, José de San Martín y Bernardo de O’Higgins, fueron importantes en sus respectivos países, porque fraguaron el proceso revolucionario más importante en la historia de América Latina, proceso que cegó muchas vidas, tantas que aún no sabemos cuántas, y el cual estaba dirigido a cambiar las estructuras opresoras impuestas por la monarquía española desde su llegada a estas tierras a finales del siglo XV.
Los líderes de la revolución fueron intelectuales de la época, hijos de españoles nacidos en estas tierras, con una clara conciencia de clase. El gobierno español estableció, para los suyos nacidos en América, una política de exclusión que fue el motor que impulsó a estos líderes a luchar hasta la muerte, por lo que hoy son recordados como “héroes de bronce”.
Luego de cruentas batallas, llámense Boyacá, Carabobo o de Pichincha, la emancipación tan anhelada llegó, pero hoy, docientos años después, da la impresión de que realmente no se operaron cambios significativos, pues, de lo contrario, la historia de muchos países latinoamericanos, incluida Colombia, sería otra.
Pero, ¿qué pudo haber pasado en la etapa pos independentista? Sin lugar a dudas, hubo un cambio de personas más no de estructuras. El problema de las hoy repúblicas independientes latinoamericanas es de estructuras, las cuales nacieron viciadas por el germen de la exclusión.
Como sus nuevos líderes no fueron inclusivos y lo único que les interesaba era el poder, persistieron los vicios del régimen anterior: el poder económico siguió en pocas manos, la nueva  clase política provenía de familias de criollos acaudalados sin ninguna experiencia en el manejo de lo público y nunca supieron qué hacer con los destinos de la nuevas naciones, enfrascándose en guerras intestinas que les impidió ver con claridad qué era mejor: si el centralismo o el federalismo y, cuando los partidos políticos se estructuraron hacia la segunda mitad del siglo XIX, los conflictos ideológicos se acentuaron aun más, todo por tener el poder sobre la tierra.
Colombia, por ejemplo tuvo muchos nombres y constituciones que evidencian la gran inmadurez política que siempre la ha caracterizado, al igual que el resto de los países latinoamericanos, lo que los ha vuelto vulnerables frente al poderío político, económico y militar de los Estados Unidos.
El presidente James Monroe de Estados Unidos, desde el siglo XIX, sentencio “América para los Americanos”, y desde entonces nos han considero su patrio trasero, triste y dolorosamente con la complacencia de una clase política que, década tras década, lo único que le ha interesado es mantenerse en el poder, amparada por la corrupción, negándole, durante estos docientos años, la posibilidad al pueblo de salir del subdesarrollo.
Hay que reconocer que el pueblo latinoamericano, recordando a Kant, “no ha salido de la minoría de edad, porque no hemos sido capaces  de servirnos por nosotros mismos”. Somos culpables de todos los errores políticos al elegir a políticos corruptos, estadistas que no tienen la mínima idea de lo que significa ser un verdero político, “faltándonos valor para asumir nuestros propio destino”.
En Colombia se necesita que “la razón sea de uso público y libre”. La política en América Latina durante todo el siglo XX, ha sido  consecuencia del legado decimonónico: dictaduras civiles y militares y gobiernos populistas, que, en países como Colombia, fueron todo un círculo vicioso en el siglo pasado.
La lucha entre liberales y conservadores fue la constante durante buena parte del siglo XX en Colombia y la muerte de un caudillo, le pudo haber restado posibilidades a un país que siempre lo ha tenido todo para ser el mejor lugar del mundo. Hoy, la presencia de una guerrilla que olvidó por qué surgieron y un nuevo fenómeno violento, producto de un desacierto político gestado a comienzos de los años 90, conocido con  el nombre de paramilitarismo, que surgió con el objetivo de contrarrestar a la guerrilla, son ejemplos de que lo que necesitamos es que “la razón sea de uso público y libre” y esto solamente se logra educando al pueblo, quien es el que decide políticamente, y así, como lo afirmara Kant, “podamos alcanzar la mayoría de edad” al tomar decisiones política acertadas para mirar con optimismo el siglo XXI, que, al parecer, para Latinoamérica aún no ha despegado.
Junio 23 de 2010-07-23
Belinda Figueroa Cuadro.

martes, 28 de septiembre de 2010

LOS CABILDOS HOY: UNA FORMA FESTIVA EN UNA CIUDAD CON UN PASADO CARGADO DE ESCLAVITUD

“Noches de Cartagena que fascinan, con el suave rumor que tiene el mar. Donde la brisa cálida murmura, toda una serenata tropical. Allí es donde quisiera estar contigo, con la luna, la arena y ese mar… y que juegue la brisa con tu pelo y las olas te vengan a arrullar, Noches de Cartagena tan divinas, lindo rincón Caribe y colonial”…… [ …]  Sí, esta canción, de Jaime Echavarría, es una  de las más  emblemática  dedicadas al CORRALITO DE PIEDRA, como también solemos llamarla, y nada más me place que  hablar de mi ciudad, una ciudad llena magia y encanto que enamoran; caminar por sus amplías playas, por sus calles estrechas y  pasear en coche por ellas, se convierte en toda  una experiencia, en “un bocado para el alma”.
Cartagena es  la ciudad colombiana que más se parece al Caribe y esto se refleja en la idiosincrasia de su gente que es alegre y espontanea. Una ciudad  con mucha identidad, con sus murallas que recuerdan el pasado de indolente esclavitud; sus calles angostas están llenas de leyendas, con nombres como “Tripita y Media”, “de las Damas” y “Tumba Muerto”, que son ejemplos de su particularidad y del misterio que la envuelve. Como dicen algunos, es “toda una  reliquia colonial”: “Cartagena de Indias, Cartagena del Mar, Cartagena, tesoro de leyenda, Cartagena cofre de antigüedad”.
Es una ciudad mayor, una dama heroica que en el pasado resistió innumerables ataques de piratas y corsarios y cuando se negó a seguir siendo esclava, se reveló, gracias a la ayuda de Pedro de Romero, ciudadano cubano que dio la vida por la ciudad. Sitiada hasta no resistir más, hoy se muestra coqueta, romántica y glamorosa, a pesar de lo añeja que es, pues ya tiene 477 años. Sin ser arrogante, se mantiene fiestera de enero a enero, siempre buscando pretextos para estar de plácemes. Una especie de fenómeno festivo la envuelve constantemente.
La celebración cartagenera más grande y típica, con la cual toda Colombia la recuerda, son las “Fiestas del 11 Noviembre”, últimamente llamadas “de la Independencia”. Éstas se preparan todo el año y los barrios populares escogen a su reina que los representara en el certamen. No son  carnavales, pero se festejan como tales: son cuatro días donde se suspenden las actividades rutinarias y el pueblo se olvida de problemas para entregarse a la diversión del Rey Momo.
La celebración de la Independencia  inicialmente fue un  festejo para recordar a los gloriosos “Héroes de Bronce,” a los “mártires” que dieron su vida por defender la libertad de este puerto importante en aquella época. Hoy, las fiestas se han convertido en un gran evento, de gran colorido, esplendor y belleza, además de ser las fiesta del pueblo: El Bando, con sus  desfiles de carrozas y las reinas populares, convoca a todo el pueblo: comparsas y bailes típicos basados en ritmos caribeños y africanos, son las características de estas fiestas, así se organiza una gran  conmemoración popular en la que brota como encanto toda la esencia de lo que somos, constituyéndose en un lazo que nos conecta con otras culturas del país. Dentro de las festividades novembrinas, cabe destacar el reconocimiento que en los últimos años han tenido los “cabildos” como eventos culturales, pero ¿qué son? El cabildo era una institución política administrativa, de origen español y de tipo municipal,  integradas por funcionarios designados por las autoridades coloniales y, en caso de emergencia, se podía convocar a reuniones extraordinarias de vecinos. En este caso, el cabildo era abierto.
Según investigaciones hechas por un grupo de estudiantes de la Institución Educativa Soledad Acosta de Samper de la ciudad de Cartagena, acerca de  los cabildos, se concluye que “desde el S. XVI en Cartagena de Indias se celebran los cabildos, que consistían en jolgorios con toques de tambores y expresiones religiosas, permitidos por las autoridades. Era una  necesidad de los negros traídos desde África como esclavos que trabajaban en la construcción de viviendas, fortificaciones y haciendas, conservando sus manifestaciones culturales. Eran representaciones de las cortes africanas: reyes, príncipes y ceremonias negras. En 1573 las autoridades establecieron que, los domingos y días de fiesta, los negros, en sitios específicos, podían cantar y bailar por las calles con tambores. Es, a partir del 2 de febrero de 1607, que se estableció el ‘Día de  los Libertos’. Los libertos eran los esclavos que recibían libertad de su señor para los festejos”.
“Luego, acudían a las celebraciones de las Fiestas de la Virgen de la Candelaria. Después de la celebración, los negros tocaban tambores, cantaban en coro y bailaban  por las calles. Eran días en que los señores y las señoras entregaban  prendas y vestidos para que las lucieran en las fiestas y la devolvieran una vez concluidas. Los negros quedaban libres  para divertirse con sus cabildos hasta las 6: 00 de la mañana.”
En los últimos años, se ha ido gestando un sentido de identidad hacia nuestras raíces, tal vez en un intento por no olvidar los lazos que nos unen con la “Madre África”, sobre todo, en una ciudad cuya población parece negarse a superar su pasado colonial y romper de una vez por todas con las murallas mentales que aún perviven en algunos sectores privilegiados. Ya es hora de dejar de pensar como negros o blancos para pensar como una sola ciudad, sin distingos de ninguna clase.
 Los cabildos, con el correr de los años,  se han ido popularizando y hoy se los asocia indiscutiblemente con la celebración de las Fiestas de la Independencia o Fiestas del 11 de Noviembre. El pueblo cada año se entrega a la alegría, disfrutando con el primer cabildo de las fiestas novembrinas: el de Getsemaní, cuna de la libertad de la ciudad, según los historiadores de la América Hispánica e Insular. Este es un barrio popular ubicado en la “Ciudad Vieja” .Otros barrios se han ido sumando al gran festejo creando los suyos e integrando a los miembros de la comunidad, gozando  de  reconocimiento local,  como el de  Torices. El cabildo  es una danza que conserva intactas sus características, a pesar de los años, como la Danza del Matachín. ¿Y quién es el “Matachín”? Es el intermediario entre la reina, su corte y los súbditos, quien lleva el mensaje del cabildo con viva y potente voz que se propaga entre toda la multitud, siendo el cabildo una parodia a la danza cortesana europea.
La ciudad se ha venido preparando para  celebrar en  2011 su Bicentenario de la Independencia, lo que, sin lugar a dudas, será un gran festejo colorido, lleno de esplendor y de belleza.  Los cabildos, una vez más,  serán los protagonistas de esta fiesta de integración en donde el ingenio popular se verá plasmado en coloridos disfraces. Será, pues, una gran celebración que ningún colombiano deberá perderse por nada, pero por nada del mundo

Belinda Figueroa Cuadro
Cartagena -Colombia.